El monstruo invisible
- Edgar M. Septien
- 1 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Lunes, martes, miércoles … Los días pasan y la fecha se aproxima. La ansiedad y el estrés aumentan junto con ella. ¿Estoy listo? ¿Estudié lo suficiente? ¿Tengo el conocimiento necesario? ¿A caso los demás han estudiado más que yo? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos antes de una fecha específica que se encuentra permanentemente marcada en el calendario de un estudiante de medicina. Esta fecha representa mucho más que una simple sesión grupal de preguntas y respuestas. Esta se convierte en un monstruo que está constantemente presente dentro de la mente de cada estudiante, capaz de quitar el sueño, de alterar la paz mental y sobre todo de poner en tela de juicio si la decisión de estudiar esta carrera fue la correcta. Esta creatura invisible mantiene una relación paradójica con los futuros médicos. Existen ocasiones donde este encuentro puede ofrecer una recompensa altamente gratificante para el estudiante gracias a su propio esfuerzo; sin embargo, esto no siempre es el caso. ¿Habrá un fin algún día? ¿Cuándo es que tomaré el último de mi vida? Desde el rol y la perspectiva de estudiantes tenemos dos opciones para afrontar a este monstruo. La primera es mantener la misma relación de miedo y terror hacia una simple serie de preguntas. La segunda es crear un nuevo vínculo desde cero, con el objetivo de establecer una sensación de respeto, fundamentalmente de amistad, con un personaje que no hará otra cosa más que aparecerse repentinamente en nuestras carreras para verificar si verdaderamente estamos listos para aquello que no espera en un futuro. En lugar de catalogarlo como un enemigo incesante, es conveniente percibirlo como un compañero que nos empuja a ser la mejor versión de nosotros mismos. Finalmente, esta es la crónica que se encuentra escondida en los pasillos de cada escuela de medicina, acechando a su nueva presa semestre tras semestre. La pequeña y aterradora historia del monstruo invisible llamado “examen”.
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